“Quería tener tu mirada”, “un día lo logro”, “genio”, “eres bendecido”, “tus fotos son perfectas”, “eres de p…”
Esos son algunos de los comentarios frecuentes que recibo en el día a día en mi blog y Facebook. A decir verdad, siempre es bueno leer comentarios así. Hacen muy bien al EGO. Lo que no hace bien al EGO y mucho menos al fotógrafo, es creer que el ser humano nace o no bueno en algo. Es talentoso o no lo es. Se le da bien la fotografía o no.
Recién terminé de leer un libro recomendado por un fotógrafo muy exitoso y hablaba sobre PRÁCTICA. Según estudios ya comprobados, el ser humano cada vez que practica algo, equivocándose y rehaciéndolo de manera exhaustiva, está mejorando sus habilidades que son adquiridas y perfeccionadas a medida que el individuo practica. Cuanto más un individuo practica, más talentoso es. Ahora es necesario entender el porqué y para eso es preciso estudiar un poco de fisiología cerebral.
La fisiología de las habilidades funciona así, de una forma muy resumida… cuanto más practico algo, sea fotografía, saltar la cuerda, correr o un idioma, mayor es la producción de una proteína llamada Mielina, que tiene un papel fundamental en el proceso del ‘TALENTO’. Esta proteína funciona como aislante de las conexiones nerviosas creadas por nuestro cerebro al hacer determinada actividad. Cada vez que nosotros, seres humanos, practicamos algo, se emite un impulso eléctrico que se propaga por medio de estas conexiones nerviosas, pudiendo presentar velocidad y precisión variadas.
Según Wikipedia, la mielina es una sustancia lipídica, de color verde reluciente y de carácter birrefringente, proveniente de algunas células del hipotálamo. La mielina está presente en lo que llamamos vaina de mielina (formada por los oligodentrocitos en el sistema nervioso central y por las células de Schwann en el sistema nervioso periférico), que rodea algunas fibras nerviosas, haciendo con que tengan una conducción de impulsos nerviosos más rápida (conducción saltatoria).
Las fibras envueltas por mielina se llaman precisamente mielínicas. Las fibras que no poseen un revestimiento de mielina se llaman fibras amielínicas y poseen una conducción de impulso más lenta.
Lo maravilloso entonces es que cuanto más practico cierta actividad, mayor es el espesor de la capa de mielina que aísla esta conexión nerviosa, tornándola más rápida y más precisa. Es como si esa conexión nerviosa a medida que practicamos se volviera una internet de banda ancha. Como si, a medida que repetimos la ejecución de una actividad, asfaltáramos un camino de tierra. Entrenar…entrenar…entrenar para hacerlas más rápidas y certeras.
No es que el talento y la genialidad no existan, sí existen! Pero normalmente el ser humano tiende a creer más en el talento que en la práctica y el esfuerzo. De hecho, es más fácil decir que no nací para la fotografía que sudar la camisa todos los días y volverme bueno. Mucho más fácil.
Entonces, cuanto más practico, más mielina produzco y más aíslo las conexiones nerviosas responsables por una actividad determinada, en el caso, la fotografía. Cuanto mayor es la capa aislante de MIELINA, mayor el automatismo, la velocidad y precisión de los impulsos eléctricos y mayor mi habilidad para realizar dicha actividad.
Otro estudio va aún más allá y dice que un ser humano normal precisa de alrededor de 10.000 horas de práctica en cierta actividad para tornarse un experto. Surge entonces la pregunta de manera automática. ¿Tendré ya 10.000 horas de práctica de fotografía? No, aún no las tengo, pero estoy trabajando en ello y sé que cuanto más fotografíe, estudie y practique actividades relacionadas, todos los días, más rápida será mi jornada. Eso responde una pregunta que muchos hacen:
– Pregunta: ¿Por qué tu fotografía evolucionó tan rápido?
– Respuesta: Porque produzco mielina diariamente. Practico, me equivoco, corrijo, le doy vuelta a los errores y transformo mis habilidades antes casi inexistentes en algo sólido a través de práctica exhaustiva. Mi internet hoy tiene banda ancha gracias a mi esfuerzo. Mucho esfuerzo, dicho sea de paso.
Así de simple. Ser talentoso es producir mielina, sudar la camisa, es fotografiar, estudiar mientras muchos están en el bar. Entonces, a partir de ahora, cada vez que lea un elogio en mi blog o Facebook haga la traducción mental automática para “felicitaciones, eres muy esforzado”, “qué bella luz, debes estar entrenando mucho”, “cómo valen la pena las noches sin dormir, no?”, “sigue practicando mucho Vinicius”,”cuánta mielina, eh?”
He hecho un análisis de varias personas talentosas que conozco en el ramo y he tenido una grata sorpresa. Todos ellos entrenan más que la media. Michael Jordan entrenaba lanzamiento de tiro libre después del entrenamiento convencional, Zico pateaba faltas luego de entrenar con el equipo. Ellos eran sabios y sabían que su talento era mayor porque producían más MIELINA.
Y viva la MIELINA.
(Para quien esté interesado en profundizar más en el tema lea el libro The Talent Code)