No sé cuántas almas tengo.
A cada momento cambié.
Continuamente siento extrañeza.
Nunca me vi ni acabé.
De tanto ser, sólo tengo alma.
Quien tiene alma no tiene calma.
Quien ve es sólo lo que ve,
Quien siente no es quien es,
Atento a lo que soy y veo,
Me torno ellos y no yo.
Cada sueño mío o deseo
Es de lo que nace y no mío.
Soy mi propio paisaje;
Asisto a mi pasaje,
Diverso, móvil y solo,
No sé sentirme donde estoy.
Por eso, ajeno, voy leyendo
Como páginas, mi ser.
Lo que sigue no previendo,
Lo que pasó olvidando.
Noto al margen de lo que leí
Lo que creí que sentí.
Releo y digo: “¿Fui yo?”
Dios sabe, porque lo escribió.
Fernando Pessoa