Mais um dia chuvoso em Belo Horizonte (Brasil) a cidade onde vivo. Ao invés de cancelar a sessão contei com a colaboração do casal Lidian e Túlio que rapidinho entenderam que mesmo na chuva, abrigados debaixo de árvores, na garagem de um prédio, na porta de uma loja ou num mirante deserto conseguiría fotografá-los.
A chuva mais uma vez veio só para ajudar. Em homenagem a ela e a Espanã também, local de onde escrevo agora, deixo aqui uma linda poesia de um grande poeta espanhol, Frederico Garcia Lorca.
English: In the rain with Frederico Garcia Lorca
Another rainy day in Belo Horizonte (Brazil), the town where I live. Rather than canceling the session, I counted with the collaboration of the couple Lidian and Tulio, who quickly understood that even in the rain, sheltered under trees, in the garage of a building, at a shop’s door or at a desert belvedere, I could photograph them.
Once again the rain came to help. In honor of it and of Spain also, place from where I now write, I leave here below a lovely poem of a great Spanish poet, Frederico Garcia Lorca.
ESPAÑOL: En la lluvia con Federico García Lorca
Otro día de lluvia en Belo Horizonte (Brasil) la ciudad donde vivo. En vez de cancelar la sesión conté con la colaboración de la pareja Lidian y Túlio que enseguidita entendieron que aún en la lluvia, protegidos debajo de árboles, en el garaje de un edificio, en la puerta de una tienda o en un mirador desierto lograría fotografiarlos.
La lluvia una vez más vino sólo para ayudar. En su homenaje y a España, lugar desde donde escribo, les dejo una linda poesía de un gran poeta español, Federico García Lorca.
LLUVIA
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!